Cuando Sube La Marea…

Compases de quienes piensan
Como piensa el agua en un río
Tirar el paño en el campo
Y mirar a través de los espejos.

Asnos llaman, caballos callan…



Reflexiona la cascada
Siguiendo el ruido de compases.
Abundan en mi, arroyos
Y se desprenden de vos olas.

Abejas zumban, colmenas callan…

Júpiter (El Sueño y el Infinito)

Vencido el sueño
Por un despertar dudoso, girarás en el infinito.


Oigo el derrumbar de paredes de oropel.

Sabes, hay despojos
De los que uno no debería arrepentirse.


Penumbras en el mar de un sueño en el infinito.

Sabes, hay tormentas
De las que uno debería aprender.

Tres Marías

Vistió como pudo y vino a visitarnos.
Hermano en las peores
Y le alcanza,
Ridiculizándote en las buenas
Y… le alcanza.

Si hay quienes pueden ver en las Tres Marías
La cola del diablo…

Insultó y agradeció, merodeó y desarticuló.
Hermano en las peores
Y le alcanza.

Si hay quienes pueden ver en las Tres Marías
Los cuernos del diablo…

Lo nuestro se va
Movimiento a movimiento…
Y… le alcanza

Si hay quienes pueden ver en las Tres Marías
El cuerpo del diablo…

Claves Interpretativas

El escepticismo coloca en los rincones del pensamiento a quienes lo practican. Desde estos oscuros territorios, la voz de la visión es novedosa, y por lo tanto digna de ser oída, interesante.


Alguien que descree por completo de los órdenes establecidos, es capaz de observar fisuras, contradicciones y momentos de lobreguez en el accionar por los que éstos pasan. El escéptico cumple el papel de antagonista frente al protagonismo del pensamiento dogmático que se propone como discurso preelaborado del mundo crédulo y dócil. Desde este antagonismo uno no hace más que brindar las libertades necesarias para el acceso a las “Claves interpretativas” de la realidad, y su posterior adueñamiento.


Agazapado en la oscuridad, uno puede tomar por la clámide al plúmbico cielo opresor y abofetearlo cuantas veces sea necesario; mientras este, con paso furtivo, se dispone a atravesar pasiones y sentimientos que no son de su agrado. Si bien las primeras, como maquinarias de existencia, no me apasionan, sino que más bien me atemorizan, idealistas, utópicos e infrahéroes las eligen como motor de sus actos, y esto es por demás respetable.


Otro es mi trato con los sentimientos. Pocas veces el cielo es tormentoso para quienes oigan sus ciegas palabras. Y definitivamente será soleado para quienes también confíen en ellas. Además, al no tener espíritu suntuario ni sacro, los sentimientos adhieren y adquieren una voz de mando en almas sensibles y paganas, en las cuales encuentro el germen del nuevo amor. No obstante, navegando en el piélago de los sentimientos, es muy probable el desembarco en las tierras de las pasiones, degeneradoras del pensamiento racional. Este, es el arma sin gatillo de los escépticos; quizás por eso les tema a las pasiones y arriesgue una pesadilla en el inconsciente de los sentimientos inconscientes.




El Mercader de Surevic

El Juez

Juega con el martillo entre sus finos dedos de piel.
Pronto a dar el veredicto sin preguntarse quien es él.

Tío Botella hoy es juez del sincronismo del cual es parte.

Pronto a dar el veredicto no acomoda su papel.
Y entre enfermeras truchas hoy no mastica el cielo.

Tío Botella hoy es juez, rumiando el bocado del cual es parte.

Sale a dar su imagen del hecho vestido de negro impoluto
Y zapatos de cuero blanco sin preguntarse quien es él.

Tío Botella hoy es juez de un mundo del que ya no es parte.

El Mago

Puedo crear una ausencia imaginaria,

Deshacerla, y volverla a crear

Para que esta vez sea una presencia real.

Pero no hay quien saque

A este conejo de la galera

Puedo vencer tu vista y la gravedad

Y veras que mis manos sin tacto

Son más veloces que la mente y la realidad.

Pero mi galera está vacía

Y es mi última función.

Puedo crear una ausencia imaginaria,

Deshacerla, y volverla a crear

Para que esta vez sea una presencia real.

Y aun asi, no hay quien vea

A este conejo en la galera...