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sábado, 15 de septiembre de 2012

El Efímero Infinito de Un Tallo



Giro sobre mí mismo y observo el paisaje que me rodea.
No es desierto, la palabra que logre definirlo. Creo, la belleza se hace presente en estos.
Es lo más cercano a la aridez y a la planicie que nos legan las explosiones y radiaciones.
Todo lo que recubre el suelo que pisaré hasta dentro dos horizontes
Es una arenilla de tonalidad blanquecina, que, como si imitase cenizas,
Se desintegra en contacto con lo macizo de mis pasos, que no sellan huellas.



Infinito es el color que adquiere un tallo en la tundra cruel.
Parece que hasta las lágrimas del mismo diablo alimentan las semillas que desvían raíces.
Tan llamativo es su verde, que si las espesas nubes que se ciernen en el cielo
Fueran balcones selectos para los dioses que penan en tan desangelado paisaje,
Encontrarían en su fortaleza, la tinta y las ideas para su próximo libro sagrado.
Los ríos no corren. Visto desde aquí no hay lugar para esperanzas…
y se marchita…