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miércoles, 15 de junio de 2011

"El Día Que No Volví A Timonear Mi Destino"




Camille era su nombre. Camille Bocat, para completar con pormenores.

Sus desdichas la habían hecho caer en una ruta que, a través de la mitificación y la liviandad por parte de los ciudadanos, la había alejado de sus dóciles palabras, transformándolas en un aliento que reflejaba, sin distorsionar, sus artísticos planes.
Solo había que navegar sus mares.
Me encegueció solo con el hecho de no fumar el cigarrillo hasta el filtro.
 No volví a timonear mi destino.
Refinados restos de su francés de infancia, perduraban y todavía susurran en mis oídos.

 Entre bambalinas, se corría la voz de que había hecho un pacto con el demonio. Ella bromeaba, diciendo que solo se había puesto de acuerdo. Sin saberlo ponía en duda al que estaba en frente; y eso no siempre edifica.

 Al infierno llegan quienes no han alimentado almas ajenas.
Por eso se salvará de una falsa condena...