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jueves, 20 de mayo de 2010

La Incansable Lengua de la Conciencia



Permítanme negar algunas leyes infalibles.

El orgullo se ha disecado al sol durante tantos años que el que intente tomarlo como un arma para sus próximos desafíos, solo quedará con un polvo frágil entre sus dedos, ahora malolientes. Dios se ha tomado vacaciones (muchos creen que inmerecidas) y dejó a nuestro culo como guía de nuestros pensamientos. Con él también se fueron la suerte, el destino y un ave desplumada que simboliza tantos pecados. Sin estos disparates de la moral, el culo puede creerse lazarillo de nuestros actos, siendo más ciego que un topo que hace años no respira el aire de la superficie.

También descreo férreamente en un principio del fin. Creo que aun no se vislumbra a futuro el fin de un principio. No vean esto como falsa esperanza, ni crean que es la conciencia la que dicta mis letras. El culo sabe callarse justo a tiempo. Punto a favor por sobre la primera, y punto letal para una victoria inesperada.


El Mercader de Surevic

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